Chile se suma al banco de desarrollo promovido por China
El país pretende lograr financiación del nuevo ente para proyectos de infraestructuras
Pekín
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), un prestamista multilateral creado y controlado por China, anunció este sábado su visto bueno a la incorporación de Chile como miembro de la entidad. En los últimos años, la nación latinoamericana ha visto incrementar significativamente el peso del gigante asiático en su economía, sobre todo a través de los intercambios comerciales. Su entrada en la organización representa una herramienta más con la que lograr financiación para proyectos de infraestructura en su territorio.
"Estamos convenvidos que formar parte de esta institución supondrá un gran beneficio para proyectos de conectividad e infraestructura", aseguró la presidenta chilena, Michelle Bachelet, junto al presidente del BAII, Jin Liqun, en una declaración conjunta en Pekín. Desde que se inauguró oficialmente a principios de 2016, la entidad ha concedido préstamos por valor de 2.075 millones de dólares, principalmente a países del sur, sureste y centro de Asia. Entre sus miembros fundadores (no regionales) están Brasil y España, mientras que Perú y Venezuela se unieron al club hace apenas dos meses.
Si bien la entidad fue creada con el objetivo de cubrir parte de las ingentes necesidades de financiación en infraestructuras en Asia, también fue considerado como un acto de rebeldía de Pekín, que considera que el orden financiero internacional surgido en Bretton Woods ya no refleja la realidad de la economía mundial. El BAII es, de hecho, la primera y única entidad multilateral cuyo accionariado está dominado por países en vías de desarrollo. Varias naciones ricas se han unido al banco -un éxito diplomático que pocos esperaban cuando se impulsó-, aunque Estados Unidos y Japón son reticentes a ello porque lo consideran una herramienta de Pekín para expandir su influencia en la región.
Además de Chile, el banco anunció la entrada de Bolivia, Baréin, Chipre, Grecia, Rumanía y Samoa, con lo que la cifra total de miembros asciende a 77.
Muchos de los proyectos financiados por esta entidad llevan la etiqueta de "Las Nuevas Rutas de la Seda", una propuesta de China para promover los vínculos por tierra y mar entre Asia, África y Europa a través de revitalizar conexiones comerciales y sobre todo mediante la oferta de miles de millones de yuanes para inversiones en infraestructuras.
Tanto Bachelet como el presidente argentino, Mauricio Macri, participarán este domingo y lunes en el primer foro sobre la iniciativa, pendientes de si sus países logran parte del acaudalado monedero chino para proyectos en cartera. Chile plantea, por ejemplo, la construcción de un cable submarino transoceánico de fibra óptica que conecte ambos países; Argentina propone financiación para mejorar la hidrovía sobre el río Paraná, basada en la construcción de un canal navegable que impulse el desarrollo de las zonas lejos de la costa del norte del país.
"Creemos que hay muchos proyectos que pueden unir Asia con o a través de Latinoamérica", aseguró Bachelet. Horas después, en una reunión con su homólogo chino, Xi Jinping, habló de este y otros proyectos, como corredores bioceánicos (túneles y autopistas) a través de los Andes. Ambos países firmaron también varios acuerdos en materia de turismo, tecnología, comercio o cooperación en la Antártica.
Chile tiene un fuerte vínculos comercial con China. El gigante asiático es su primer socio comercial y el país andino fue el primero de Latinoamericano que firmó un Tratado de Libre Comercio con Pekín en el año 2006. Su comercio bilateral superó el año pasado los 31.200 millones de dólares, según datos de la base de datos Comtrade de Naciones Unidas. Y, a diferencia de la mayoría de países del planeta, Chile registró una balanza comercial a su favor.
La dependencia de Argentina es menor. China es su segundo socio comercial, pero en valores absolutos intercambió productos por la mitad de valor en comparación con Chile (unos 14.900 millones de dólares). El déficit comercial, en este caso, lo arrastra Argentina.
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