EMPORIO: : GOLPE DE ESTADO EN PERU
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domingo, 6 de octubre de 2019

GOLPE CONTRA LA REPUBLICA- EL MONTONERO

¡Golpe contra la República!

Vizcarra disuelve el Congreso contra la Constitución y la ley

¡Golpe contra la República!

  • 30 de septiembre del 2019

En un acto anticonstitucional e ilegal, Martín Vizcarra anunció la disolución del Congreso sin el decreto correspondiente y sin el respaldo del Consejo de Ministros. Con ese acto, Vizcarra se pone al margen de la Constitución y comete ilícitos penales que las instituciones de la República deberán procesar. La anticonstitucional disolución del Legislativo se produjo en el preciso instante en que el Congreso aprobaba la cuestión de confianza planteada alrededor del proyecto de ley para modificar el proceso de selección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC). 
En un acto soberano, y en defensa de las facultades que le otorga la Constitución, el Congreso decidió continuar con la elección de los seis miembros del TC, que ya estaba en curso. Era una manera directa de defender las facultades establecidas en la Constitución y las instituciones republicanas del asalto plebiscitario que el presidente vizcarra y los sectores que lo respaldan vienen desarrollando. En ese contexto el Legislativo decidió procesar por cuerdas separadas la cuestión de confianza alrededor de la iniciativa de ley, porque la Constitución reconoce que el Congreso es la única entidad encargada de seleccionar a los jueces del TC, como parte del sistema de equilibrio de poderes. 
La Carta Política excluye expresamente al Ejecutivo de la selección de los magistrados del TC. Y la exclusión del jefe de Estado de este proceso solo responde a la voluntad del constituyente de organizar un Estado en base al criterio del equilibrio de poderes. Como todos sabemos, el Ejecutivo concentra el manejo de los recursos fiscales y la discrecionalidad en el Estado se expresa en la conducción de las Fuerzas Armadas y policiales. Si el jefe de Estado pudiese nombrar a los magistrados del TC, ¿estaríamos en una república o en una democracia plebiscitaria, a semejanza del chavismo en donde el Ejecutivo nombra a todos los tribunales?
La República, pues, ha sufrido un burdo golpe de Estado que de súbito nos lleva a la inestabilidad y precariedad de los siglos XIX y XX.

ASI FUE GOLPE DE ESTADO EN PERU

Congreso vs. Ejecutivo: ¿Qué tan cierto es que hay un golpe constitucional en Perú?


El ya exprimer ministro de Perú, Salvador del Solar, habla con el presidente del Congreso de Perú, Pedro Olaechea, luego de entregar una solicitud formal de voto de confianza en Lima, Perú, el 30 de septiembre de 2019.
El ya exprimer ministro de Perú, Salvador del Solar, habla con el presidente del Congreso de Perú, Pedro Olaechea, luego de entregar una solicitud formal de voto de confianza en Lima, Perú, el 30 de septiembre de 2019. Guadalupe Pardo / Reuters
La bancada fujimorista descartó debatir la moción de confianza y suspendió al presidente Vizcarra; en paralelo, el Gobierno disolvió el Congreso y convocó a legislativas. La actual crisis es una pugna que se juega en los márgenes de la legalidad.
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El domingo 29 de septiembre, antes de que Perú acaparara la palabra crisis, el presidente Martín Vizcarra había asegurado que, si el Congreso no debatía la cuestión de confianza de su Gobierno antes de la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, la consideraría como negada.
La gran lucha de este lunes, con el Congreso versus el Ejecutivo, partió de ahí. Con el fujimorismo, representado por Fuerza Popular y otros grupos afines, descartando la moción como primer punto de debate, impidiendo la entrada del presidente del Consejo de Ministros e iniciando el voto para designar a los magistrados constitucionales, sin considerar al Gobierno.
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, se dirige a la nación, mientras anuncia que disolverá el Congreso, en el palacio de gobierno en Lima, Perú, el 30 de septiembre de 2019.
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, se dirige a la nación, mientras anuncia que disolverá el Congreso, en el palacio de gobierno en Lima, Perú, el 30 de septiembre de 2019. Presidencia de Perú / Reuters
Ante este escenario, Vizcarra aplicó su aviso y acudió al artículo 134 de la Constitución peruana, el cual le permite “disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros”, así como poner en marcha “la convocatoria a elecciones para un nuevo Congreso (…) dentro de los cuatro meses de la fecha de disolución”.
El primer revés se lo había llevado en 2017 el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (llamado PPK), al defender a la exministra de Educación Marilú Martens; mientras que la segunda negación del voto se ha cumplido con Vizcarra y su proyecto de ley, con el que aspiraba a cambiar la elección de los magistrados del Constitucional, creando un sistema más abierto y transparente. Lo que ha dado lugar a la disolución del Parlamento y a las próximas legislativas del 26 de enero de 2020.
A ojos del fujimorismo, un “golpe inconstitucional”
En el Congreso peruano domina una mayoría fujimorista que se apoya en su líder Keiko Fujimori, en prisión preventiva por presunto lavado de dinero. Así que, en bloque, no solo defendió seguir la resolución de los magistrados, sino que respondió a Vizcarra invalidando la disolución y aprobando una “suspensión temporal de su cargo”, con 86 votos de 130 diputados, pese a que solo aplica en casos de accidentes e inmovilizaciones graves. Ya de noche, juramentó a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como “presidenta en funciones”; designación que se anuló horas después, con la renuncia del cargo por parte de la propia Aráoz.
“Es un golpe de Estado. Vizcarra no tenía derecho a impedir la elección del Constitucional”, ha llegado a denunciar Fernando Rospigliosi, exministro del Interior a cargo de Alejandro Toledo. Mientras que Milagros Salazar, congresista de Fuerza Popular, ha dicho a France 24 que “Vizcarra presentó una moción de confianza. Nosotros en el Parlamento discutimos esta moción, le dimos la aprobación y él simplemente interpretó que no se le había dado la cuestión de confianza, y él decide hacer la disolución del Congreso, y esto es inconstitucional”.
Este es uno de los argumentos contra el presidente Vizcarra. El hecho de que en el pleno nunca votaron en contra de la moción, algo que sostiene la Defensoría del Pueblo señalando que la interpretación de la ley hecha por el Gobierno "se aleja de la Constitución". Sin embargo, la oposición sí eligió a un primer magistrado del Tribunal Constitucional, lo que iría en contra del orden del día y de la advertencia del mandatario. Además de eso, el presidente recibió todo el apoyo de las Fuerzas Armadas y de la Policía, así como el respaldo del diaro oficial de la nación, que ha blindado su poder y el control sobre los presupuestos.
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© France 24
Es en este punto en el que se agudiza el choque entre ambos poderes, una pugna de acusaciones sobre quién tiene realmente la legitimidad (o carece de ella) sobre lo ocurrido el lunes; algo que se remonta a las elecciones de 2016 con la formación de una mayoría fujimorista en el Congreso. Y es que, si para unos la disolución va en contra de la Constitución, para otros como los congresistas Marco Arana y Justiniano Apaza, lo ejercido por Aráoz, el presidente del Congreso Pedro Olaechea y “los que resultasen responsables” es una “usurpación de funciones en la medida que un Congreso disuelto no tenía atribuciones para juramentar a una congresista como presidenta”.
“(Aráoz) no debió conspirar como lo hizo, durante todas estas semanas y meses, contra el propio presidente de la República. No debió conspirar y, en ese sentido, yo creo que hay que restablecer el estado de derecho. Es la democracia que está en juego y la lucha contra la corrupción”, expresó Apaza, en la línea de Arana quien, como miembro de la Comisión Permanente y ante la Fiscalía, dijo que “nos toca jugar el rol que está previsto en la Constitución (…) que se restablezca el estado de derecho y el equilibrio de poderes”.
¿Un Congreso convertido en tierra de disputa y un Constitucional como solución clave?
A pesar de la claridad del artículo 134 de la Constitución, la disputa legal se está protagonizando en el Congreso de la República, ahora convertido en una Comisión Permanente en funciones, que permite su continuidad legislativa (así lo hace también cuando los congresistas se van de vacaciones). Hasta 2020, esta se limitará a observar y a crear informes sobre los decretos ley que se produzcan, y que luego deberá hacer llegar al próximo Congreso.
Los congresistas opuestos a Vizcarra defendieron este martes 1 de octubre que no se les dejaba entrar en el edificio, pero como indica el periodista peruano Willie Vásquez, solo 20 congresistas de 130 (la mitad, diez, son fujimoristas) poseen esta designación en la Comisión, por lo que el resto debe cerrarse.
El propio presidente del Congreso, Pedro Olaechea, ha rechazado la actual Comisión, defendiendo que el Tribunal Constitucional debería ser el encargado de dirimir sobre la actual crisis. Bajo sus ojos, Vizcarra “ha capturado” al ente, sin mencionar que la bancada fujimorista tenía prisa por reelegir a los magistrados constitucionales y colocar a sus afines antes de que este miércoles 2 de octubre la Fiscalía vuelva a interrogar al exdirector de Odebrecht en Perú, Jorge Barata. De él, bajo acuerdo con el Gobierno, se espera que desvele nombres de congresistas corruptos y vinculados a la constructora, la gran bandera de Vizcarra y lo que motivó su intento de limpiar de anticorrupción el Tribunal Constitucional.
La policía vigila fuera del Congreso, después de que el Presidente Martín Vizcarra cerró el Congreso en Lima, Perú, 1 de octubre de 2019.
La policía vigila fuera del Congreso, después de que el Presidente Martín Vizcarra cerró el Congreso en Lima, Perú, 1 de octubre de 2019. Guadalupe Pardo / Reuters
Si bien, la propuesta de convertir al Constitucional en árbitro de este choque no solo la ha hecho Olaechea, sino también la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta ha afirmado que corresponde al Constitucional pronunciarse sobre la decisión del presidente Martín Vizcarra de disolver el Congreso y convocar nuevas elecciones parlamentarias: “La Secretaría General de la OEA considera que compete al Tribunal Constitucional de Perú pronunciarse respecto a la legalidad y legitimidad de las decisiones institucionales adoptadas”.
Pero a la vez, aplaudió y apoyó al presidente por impulsar nuevas elecciones, “un paso constructivo (…) ya que es conveniente que la polarización política que sufre el país la resuelva el pueblo en las urnas”.
Cada uno, así como el pueblo y la prensa, ha interpretado la Constitución a su favor. El peligro para muchos es que este asunto se llegue a comparar con el verdadero golpe de Estado de 1992, propiciado por Alberto Fujimori, con la salida de tanques militares y una censura tanto a medios como a políticos. Una imagen que dista mucho del pulso actual por la legalidad.

miércoles, 2 de octubre de 2019

MARTIN VIZCARRA DA GOLPE DE ESTADO EN PERU

Golpe de Estado en Perú

En este momento aún es temprano para adivinar cuál será el desenlace final, pero lo cierto es que el Perú se acerca a la órbita chavista

Start the conversation 5,603

No sería descabellado pensar que Vizcarra será capaz de convocar a una Asamblea Constituyente para cambiar las reglas de juego de la economía devolviéndole al Estado el rol principal y no el subsidiario, como es ahora (Wikimedia)
Por Dante Bobadilla Ramírez*
El presidente Martín Vizcarra anunció la disolución del Congreso de la República, apelando a una “negación fáctica” de la Cuestión de Confianza planteada por su gobierno ante la elección de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional (TC). De inmediato surgieron dudas por la legalidad de la medida y en respuesta, el Congreso decidió vacar al presidente por incapacidad moral. En este momento los especialistas debaten cuál es la situación jurídica del Estado.
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Vizcarra cumple así el objetivo que tenía trazado desde que asumió el mando hace año y medio, luego de la renuncia de Pedro Kuczynski. Desde el principio no hizo más que confrontar al Congreso con medidas que solo buscaban mellar la imagen de esa institución. En año y medio presentó tres cuestiones de confianza, una medida extrema prevista por la Constitución para que los ministros defiendan sus políticas de gestión ante la oposición del Congreso.
Una negación de confianza obliga a renunciar al ministro solicitante, o a todo el gabinete, si este fue quien lo planteó. Tras dos negativas de confianza el presidente está facultado a disolver el Congreso. Pero Vizcarra ha apelado a interpretaciones laxas de la Constitución para plantear cuestiones de confianza no por políticas de gestión de gobierno sino por reformas de la Constitución que son tarea exclusiva del Congreso, bajo el pretexto que son parte de su lucha contra la corrupción.
La última cuestión de confianza presentada alocadamente por el premier Del Solar, el lunes por la mañana, sin estar en la agenda del Congreso, pretendía detener la elección de los miembros del Tribunal Constitucional (TC), una prerrogativa exclusiva del Congreso. Pero una vez más, Vizcarra apeló a interpretaciones viciadas del texto constitucional para interferir en la elección, tratando de modificar la ley en pleno proceso.
El Congreso procedió, según su agenda, a elegir al primer miembro del TC, dejando para la tarde el debate de la Cuestión de Confianza planteada por el gobierno. Pero en medio de dicha sesión vespertina, apareció sorpresivamente el presidente Vizcarra en televisión nacional anunciando el cierre del Congreso aludiendo a una “negación fáctica”, mientras en el Congreso se aprobaba su pedido.